UN POCO DE HISTORIA

Nos situamos en el desierto árido norteamericano.

Esta región no tiene límites concretos pero se suele determinar por los actuales estados de Arizona y Nuevo Méjico (E.E.U.U.), y Sonora y parte de Chihualhua (Méjico). Aquí, al contrario que en otras partes de Norteamérica, más de 25 grupos han sobrevivido a la masacre que supuso la expansión europea, y han podido permanecer en sus tierras ancestralesconservando sus costumbres. Estos grupos representan casi las tres cuartas partes de las culturas nativas que poblaban la región a la llegada de los exploradores españoles.

Esta zona de geografía variada ha supuesto grandes adaptaciones y ha generado un enorme amor a la tierra que compartieron todas sus gentes. A mediados del siglo XVI estaba habitada por numerosos grupos. Algunos eran agricultores y vivían en ciudades, otros cazaban e incluso atacaban otros campamentos, o vivían en pequeñas bandas y se dedicaban a la caza y recolección. Hablaban gran variedad de lenguas y tenían formas de vida muy diferentes.

 

LOS INDIOS PUEBLO: HOPI Y ZUNI

Su población ascendía a 40.000 habitantes repartidos en 90 aldeas. Fueron bautizados así por los españoles debido a la especial arquitectura de sus poblados, con casas sólidas y compactas de varias habitaciones hechas de piedra y adobe. Descendían de los anasazi y los mogollón. No constituían una tribu, sino que la unidad social básica era la aldea, con sus jefes y sacerdotes.

Los pueblos del este (cuenca del río Grande), contaban con agua para sus sistemas de riego y agricultura. En cambio, en el oeste, los hopi, laguna, acoma y zuni, basaban su economía en la agricultura de secano. Algunos eran ganaderos de pequeños rebaños o artesanos.

Todos los aspectos de la vida de los pueblo están integrados en una concepción del mundo única, la armonía con la naturaleza y la familia.

LOS NAVAJO

Ubicación: Arizona, Utah, Nuevo Méjico y California (EEUU ) Población: 219,198 (1990 USA Census Bureau) Lengua: Na-Dene

 

Los navajo se llaman a sí mismos "dineh", el pueblo. La palabra navajo proviene de un vocablo tewa "navahuu", que significa campo de cultivo en cauce seco.

Las crónicas de principios del siglo XVII distinguían a los navajo de los demás apaches por ser excelentes agricultores, pero en un principio invadían y saqueaban los asentamientos pueblo para robar ovejas y caballos como los demás apaches. Pronto desarrollaron una economía basada en la ganadería, la agricultura y los asaltos. Cuando el gobierno de Estados Unidos se anexionó el territorio navajo en 1849, las bandas de guerreros y asaltantes suponían una temida amenaza. No estaban organizados en tribus, sino en comunidades y grupos familiares independientes. Durante muchos años el gobierno trató de detener los saqueos para que se establecieran los colonos pero la tensión continuó.

Durante la guerra civil norteamericana el gobierno quería mantener los territorios de Nuevo Méjico y Arizona para dejar abiertas las líneas de comunicación con California, pero necesitaba parar los asaltos de los apaches, sobre todo los mescalero y navajo. La En 1863 se le encargó al coronel Christopher Carson la misión de reunir a estos indios y trasladarlos a la nueva reserva del centroeste de Nuevo Méjico, por lo que envió a algunas bandas y jefes locales mensajes de que se fueran o los expulsarían.

La mayoría de los navajo, repartidos en pequeños grupos dispersos, nunca oyeron el mensaje. Carson mantuvo la táctica de quemar los poblados, destruyendo cultivos de maíz, huertos, hogans, pozos de agua y ganado. Más de 1000 personas murieron, fueron heridas o capturadas. Los navajo no tenían dónde esconderse ni qué comer.

En 1864 se habían rendido 8000 navajo y comenzó la "Larga Marcha", uno de los episodios más desoladores de su historia. Más del 10% de los cautivos murió en el camino hacia Fort Sumner. Fueron brutalmente tratados mientras recorrían a pie más de 500 kilómetros. No todos los navajo se unieron a la Larga Marcha, muchos fueron vendidos como esclavos, otros se escondieron en el
Gran Cañón y otros se unieron a otros grupos.

Sumner relataba su experiencia como una época de desesperación y privación. Había poca comida, no tenían mantas, la enfermedad y las epidemias eran constantes... Al estar confinados con sus enemigos tradicionales, los apaches mescalero, las tensiones eran múltiples. La sequía y la pobreza abocó al fracaso de la reserva. El horror de la Larga Marcha y el encarcelamiento en Fort Sumner siguen siendo hechos fundamentales en la historia y conciencia de esta raza.

Cuando los navajo pudieron regresar a su tierra, cinco años más tarde, volvieron a establecerse enseguida como ganaderos y agricultores, desarrollando también la artesanía. Los navajo son famosos por sus tejidos y orfebrería. La tribu prosperó y creció y hoy día es una de las más numerosas de Norteamérica, aunque no todos pueden vivir de la tierra, ya que en los años 30 ya no quedaban pastos para el ganado y el gobierno federal ordenó su reducción, lo que fue una tragedia para los navajo.

 

Las costumbres

Las ceremonias de los navajo, como las de los apaches se celebran cuando son necesarias para recuperar la salud y asegurar la bendición y existencia. En el universo de los navajo había dos tipos de seres: los de la tierra (humanos), y los sagrados (seres sobrenaturales, sagrados,
poderosos y misteriosos).

Creían que el universo funcionaba en virtud de ciertas reglas que todos debían respetar. Si las observaban estarían seguros en un mundo armonioso, cuando estas reglas se rompían se originaban las enfermedades o el daño, y se celebraban las ceremonias para pedir a los seres sagrados que
restituyeran el equilibrio.

Dentro de estas complicadas ceremonias se hacían pinturas y se recitaban oraciones. Existían más de 800 formas de pinturas de arena, relacionada cada una de ellas con un canto y ceremonia determinada. Se dibujaban dentro de los hogans, centro de la vida familiar.

Los seres sagrados principales eran los "yei", representados generalmente rodeados de un arcoiris. Los yei aparecían entre la gente al octavo día del Cántico llamado Camino de la noche (yeibichai), como instrucción para los niños en los misterios del mundo de los espíritus. Al final de la representación se quitaban las máscaras como señal de la conexión del mundo humano y espiritual.

La leyenda del navajo nos cuenta que tuvieron que pasar por tres mundos antes de emerger en el actual, y los espíritus pusieron cuatro montañas sagradas para definir el territorio navajo. Después el "hombre primero" creó el mundo. Asimismo, la "mujer Araña" enseñó a las mujeres a tejer como
modo de vida, y todas las representaciones artísticas de este pueblo tienen un fondo metafísico

Así, en una cesta típica ritual el fondo redondo simboliza el mundo actual (4º mundo), el área circundante representa la tierra, seguidamente las cuatro montañas sagradas y el cielo, con las nubes y la oscuridad. Los diseños triangulares externos, representan a los espíritus y el borde superior de la cesta, la relación con el mundo.

 

LOS HOPI

Ubicación: Arizona, Utah y Nuevo Méjico (EEUU) Población: 6.500 Lengua: Uto-azteca

 

Los hopi, cuyo nombre viene de "hopitu" - "el pueblo pacífico" -son los descendientes de los emigrantes del sudoeste anteriormente al 1000 a. c. También llamados Moqui, vivían en un grupo pequeño de aldeas autónomas.

Se dedicaban a la agricultura, introducida desde Mesoamérica sobre el 1500 a. c.; cosechaban y almacenaban maíz, judías, calabazas y frutas.

Las casas, construidas por la mujeres son las características de los indios pueblo, de adobe y arcilla. También se dedicaban a tejer mantas y cestos, y a la alfarería.

La tribu se agrupa en clanes, teniendo cada uno su propia historia, y la relación es tan fuerte dentro de ellos que no se permitía el matrimonio dentro del mismo.

Practicaban la monogamia, y las líneas de descendencia son matriarcales. Las jóvenes vírgenes llevaban un peinado característico que imitaba una flor de calabaza.

Según los Hopi, son los espíritus Kachina quienes guiaron a los hombres desde el mundo subterráneo a través de una caña profundamente introducida en un agujero excavado por un tejón en la tierra, y desde allí entraron al mundo de la luz.

Los kachina guiaban a los hopi en sus ceremonias y les proporcionaban el sustento, por lo que su vida era sosegada, lenta y marcada por el comedimiento, la dignidad, constancia y paciente determinación.

No permitían la violencia, ya que una mano levantado con intención de agredir, golpeaba el orden natural de su mundo.

Para evitar las luchas, los espíritus les dividieron en dos grupos (calabaza y turquesa), gobernando medio año cada uno de ellos, pero todas las decisiones se tomarían conjuntamente.

Cada año cuando volvían los kachina, eran representados por bailarines enmascarados, que bailaban una danza lenta, con pasos rítmicos y suaves, los cuales representaban a su vez los ritmos propios de la naturaleza.

Esta danza reforzaba la creencia en las fuerzas unificadoras de los mundos vegetal, animal y mineral. Su "baile de la serpiente" (baile de la lluvia), es uno de los más espectaculares de
las ceremonias indias.



LOS INDIOS PUEBLO

Varios grupos indios fueron denominados "pueblo" dadas sus construcciones en forma de casas de adobe a las que se accedía a través de escaleras. Todas ella se comunicaban entre sí.

Fueron bautizados así por los españoles debido a la especial arquitectura de sus poblados, con casas sólidas y compactas de varias habitaciones hechas de piedra y adobe. Descendían de los anasazi y los mogollón. No constituían una tribu, sino que la unidad social básica era la aldea, con sus jefes y sacerdotes.

Los pueblos del este (cuenca del río Grande), contaban con agua para sus sistemas de riego y agricultura. En cambio, en el oeste, los hopi, laguna, acoma y zuni, basaban su economía en la agricultura de secano. Algunos eran ganaderos de pequeños rebaños o artesanos.

Todos los aspectos de la vida de los pueblo están integrados en una concepción del mundo única, la armonía con la naturaleza y la familia. Su población ascendía a 40.000 habitantes repartidos en 90 aldeas.

En 1914, el arqueólogo Alfred V. Kidder llegó a Nuevo Méjico en busca de antiguos objetos indios. Se produjeron diversas excavaciones, entre ellas, la de la ciudad de Pecos. Un total de 2.067 individuos de principios de siglo fueron exhumados y enviados al Museo Peabody de la Universidad de Harvard.

Gracias a una ley federal de 1990, y a la presión de los descendientes, se permitió que los restos de los indios fueran devueltos a su lugar de origen. Más de mil indios salieron al encuentro de sus antepasados, que fueron enterrados nuevamente en su tierra, en una tumba de 183 m de longitud.

Al finalizar la ceremonia, se desató un gran remolino de viento que se encaminaba a las montañas. Tras 161 años de avatares, los espíritus de los muertos descansaban por fin en paz.